miércoles, 6 de octubre de 2010

SOBRE EL TEMA DE LA MADUREZ EN LA PINTURA.

Un sujeto está compuesto por: espíritu/alma/cuerpo
Una obra está compuesta por: contenido/forma/tema
Un sujeto y su obra es un solo ser, son una misma “cosa”. El artista y su creación constituyen una unidad indisoluble de espacio/materia/tiempo.
Una obra es una consciencia que manifiesta la vida por medio del acto creativo. Una obra es un pedazo de vida que da a conocer la existencia de un Espíritu autónomo que se expresa.
Un Espíritu (un contenido) puro, contiene la IDEA de un momento de luz (gloria) y evalúa las posibilidades formales de su Imagen. Si es viable, su Alma (mente) da forma exacta a la Idea, para habilitar el mejor medio de expresión para comunicarla. Escoge un tema (x) como superficie de su mensaje. El tema le sirve como escusa, para poder codificar un lenguaje que no interfiera con la proyección de la gloria de la Idea. La destreza técnica del cuerpo, media este gran poder de la Idea, proyectando la energía espiritual, que también se llama energía creativa, por los instrumentos técnicos, para descargarla controlada y procesualmente sobre una soporte.
En el caso de la Pintura, la medición técnica está obligada al color pigmento, lo que implica que para que el mensaje de la Idea Pura no sufra interferencia, es necesario manifestar la expresión  exacta de la forma, que es a su vez la expresión exacta del contenido.
Al ser el Alma del Sujeto la que da forma al contenido de su Espíritu, es necesario purificar el proceso mental de la Imagen de la Idea:
Sentimientos expresados en deseos y matizados de emoción e intenciones expresadas en decisiones (pensamientos que se hacen palabra y palabras que se hacen gesto) deben estar sujetos a la consciencia (la voz del espíritu) para guardar la gloria de la Idea pura.
La consciencia es el centro de información de la vida, tanto del sujeto como de la obra, y allí el Espíritu levanta la estructura sentimental (armónica y melódica) para dar forma al contenido en la mente (Alma) y ponerla en el espacio/tiempo con el ritmo. Los sentimientos al igual que las emociones tienen su respectivo equivalente en color. El color es sentimiento puro y emotividad manifiesta atreves del ritmo.
La armonía vertical (sentimiento), la melodía transversal (emoción) y el ritmo (habilidad) espacio/temporal, se suman en la mente para imaginar con claridad la Idea y ver la gloria que posee para poder manifestarla.
Esta visión es el modelo de la Idea. El paso siguiente es la secuencia de decisiones más acordes con la  sonoridad  de la Imagen, para “representarla” temáticamente y técnicamente.
Como se ha dicho el tema y la técnica actúan como escusa y punto de contacto de la Idea pura, con el mundo visible y concreto de la Imagen pictórica.
Las formas expresivas del mundo interior del sujeto y de la Idea, nos informan un conocimiento silencioso que solo se puede escuchar atreves de la Pintura. Este discurso del silencio tiene la habilidad de comunicar los contenidos más puros del universo como lo son: EL AMOR, LA FE Y LA ESPERANZA, en un lenguaje directo entre el creador, la Imagen y lo creado.
Es pues el Arte y en especial la pintura la disolución total entre lo invisible y lo visible, entre el silencio y la música, entre la nada y el discurso, entre la imitación y el mensaje.
Las verdaderas obras de arte son escrituras en el espacio/tiempo de los códigos eternos de la Imagen y El Dios.

Julián Cruz
nacimiento del guerrero
óleo sobre lienzo
2004


No hay comentarios:

Publicar un comentario